En este 9 de diciembre, en el Día del Psicólogo, les dejamos una columna de opinión de Ps. Pablo Vergara Barra, secretario ejecutivo de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica y Psicoterapia.

Desafíos de la Psicología Clínica: Hacia una Comprensión Integral de la Salud Mental

“La psicología clínica ha logrado avances notables en la comprensión, diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales, pero enfrenta un desafío impostergable: trascender la visión reduccionista de la salud mental como mera ausencia de enfermedad. En una era donde la complejidad del bienestar humano se pone de manifiesto en múltiples dimensiones, es crucial avanzar hacia una integración de enfoques que consideren no solo la patología, sino también los factores que promueven el florecimiento humano.

La Organización Mundial de la Salud define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solo la ausencia de afecciones o enfermedades. Sin embargo, la práctica clínica se ha centrado históricamente en el modelo médico, que prioriza la identificación y remediación de síntomas. Si bien este enfoque ha sido invaluable, también puede ser limitado. Abordar únicamente la disminución del malestar deja fuera aspectos fundamentales del bienestar humano, como la satisfacción con la vida, el desarrollo de fortalezas personales y la calidad de las relaciones interpersonales.

En este contexto, la psicología positiva ha emergido como un complemento necesario para ampliar nuestra visión. Esta disciplina nos invita a explorar preguntas esenciales: ¿Qué hace que la vida valga la pena? ¿Cómo pueden las personas no solo sobrevivir, sino prosperar? Incorporar estos principios al trabajo clínico implica un cambio de paradigma hacia intervenciones que no solo busquen “reparar lo roto”, sino también potenciar lo que funciona.

Un ejemplo concreto de este enfoque integrador es el trabajo con niños, niñas y adolescentes. En consulta, además de atender trastornos emocionales, es imperativo promover habilidades socioemocionales, fomentar el optimismo y cultivar un sentido de propósito. Estas herramientas no solo protegen frente a futuros episodios de malestar, sino que también contribuyen a una vida más plena. Por ejemplo, trabajar con un adolescente que enfrenta ansiedad no solo implica reducir su angustia, sino también ayudarle a identificar sus fortalezas, establecer metas significativas y construir una narrativa positiva sobre sí mismo.

No obstante, este enfoque no está exento de desafíos. La formación profesional y los sistemas de salud suelen estar diseñados para responder a síntomas y diagnósticos, dejando de lado el bienestar como objetivo explícito. Implementar un enfoque integral requiere reformular nuestros modelos de evaluación, intervención y seguimiento, así como abogar por políticas públicas que promuevan entornos saludables en las escuelas, familias y comunidades.

En suma, avanzar hacia una psicología clínica que contemple la salud mental de manera integral es tanto un desafío como una oportunidad. Más allá de aliviar el sufrimiento, en mi opinión nuestra misión como profesionales debe ser acompañar a las personas en el camino hacia una vida significativa y satisfactoria. La salud mental no es solo la ausencia de enfermedad; es también la presencia de bienestar. Es hora de construir juntos este nuevo horizonte de entendimiento”

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