Con la presencia de familiares, amigos y colegas ligados a la medicina y psicología, la médico psiquiatra de la Universidad de Chile y precursora de la Gestalt en Chile, Adriana “Nana” Schnake, de 87 años, presentó oficialmente su libro  “MEMORIAS: LOS ESPACIOS INTERIORES”, de la autoría de Adriana “Nana” Schnake, Editorial Cuatro Vientos.

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En él, relata su historia, la de una mujer profesional, inteligente, proveniente de una familia laica, socialista, culta y comprometida con Allende en una época compleja y definitoria. Interesada en encontrar una psicoterapia más cercana a su visión del mundo que el psicoanálisis, exploró con sus alumnos distintos enfoques, entre ellos, el existencialismo, el uso de sustancias psicotrópicas junto a Claudio Naranjo, y finalmente la psicoterapia gestalt, donde ha llegado a ser una de las figuras más relevantes de esta corriente en el cono sur y el ámbito de habla hispana.

schnakeAutora de Sonia, te envío los cuadernos café, Los diálogos del cuerpo, La voz del síntoma y Enfermedad, síntoma y carácter, todos editados por Cuatro Vientos. Sus libros han llamado poderosamente la atención no sólo en el ámbito de la psicoterapia sino en el de la salud y medicina en general. En ellos, Nana despliega los fundamentos teóricos y prácticos de su Enfoque Holístico de la Salud y la Enfermedad, sin abandonar el estilo íntimo y comprometido que la caracteriza.

En la ceremonia, el psiquiatra Leon Cohen comentó lo siguiente:

“Este libro son memorias lanzadas  a los cuatro vientos y vuelan como si fueran asociadas libremente. Son frutos y también semillas. Sobre todo son sensaciones y emociones de una mujer. En ellas se aprecian las madres, las otras mujeres, la devoción y el celo hacia ellas. También están las hijas y los hijos, entre ellos la misma autora, la niña descalza que mira al mar. Siempre hay testigos e imágenes, la poesía de los diálogos interiores. Por ello el testimonio de este libro se ha ordenado a la manera de los versos. Este es el recitativo:

Ella es la separada, la que es dejada

Es la que espera, la que busca

La que no sabe si existe.

 

Si sabe que ha vivido entre llamas

Entre el primer incendio y el último

Entre la maldad y la culpa

Obligada a hacer el bien

 

Ella busca ser adorada, querida

Aquello que las otras siempre logran

Es la niña sola, triste, descalza

Que está mirando el mar

 

Como el padre, ella ama la tierra y sus árboles

Como él, sufre el desamor y la inexistencia

Mientras ellas, las otras, son amadas y adoradas

Ellas, las Lolas, la mujer de mi padre, mi madre

 

La niña hace el bien, y busca y ruega

Señor, dice la poetisa, “amar (bien sabes de eso) es amargo ejercicio;

Un mantener los párpados de lágrimas mojados, un refrescar de besos las trenzas del cilicio conservando bajo ellas, los ojos extasiados”

 

¡Como juega la inocencia con la niña frente al mar!

¡Cuánto siente el dolor del desamor!

¡Cuánto ignora de su vanidad y de su orgullo!

¡Cuánto la entristece que la dejen,

cuánto ignora que le temen!

 

Pero debe hacer el bien, y como la poetisa,

A aquellos de piecesitos adoloridos, a sus almas

Y son los niños los que llevan a la niña

A conocer el alma y la mente y la cura

Como oficio y como juego

Como palabra y como imagen

Como músculo

Como madre

 

Es la niña buena que hace el bien, adorada, santa

Venerada, es ella que recita el rezo:

¿Porqué no a mí?

¿Porqué esta falta de maldad, porqué no ser común y corriente?

Un rezo como el porqué del crucificado.

 

En ese espacio interior la niña buena

Mira el nacimiento de la niña mala

Y la condena por hacer sufrir a los hombres

Es el diálogo del cuerpo, entre el amor y el odio,

Las palabras que hablan de moral.

 La buena le dice , con temor, a la mala:

“¿Qué es lo negro que encierras?

¿Qué es tu fuerza, en el fondo,

que, borrándome todo lo que amo más de ti,

me hace lanzar de bruces en un tiempo vacío

y me obliga a mirarte donde no existe luz?”

La segunda le responde, citando al poeta:

“Lo que en definitiva nos cobija es nuestro estar desamparado

y el que lo hubiésemos desviado hacia lo Abierto”

La primera responde, como hablándole a otro poeta:

“Habría preferido ser huérfana que tener

un padre, amigo, amante como tú,

Me llenaste la cabeza de ideas.

Soy una estúpida, ingenua, te odio”

 

La niña mala toma de la mano a la buena

Y se quedan frente al mar, al mar de la isla,

La buena niña “ se puso de pie con dificultad y empezó a caminar. Halló un caracol

En cuyo interior un pequeño cangrejo había depositado un enjambre de huevos.! Qué curioso: nunca antes encontró huevos de cangrejo en un caracol!

Ahí estaba todo. En la naturaleza siempre había de lo cual sorprenderse, y ella aún podía caminar por la playa.”

 

Entonces llegan los hijos, los nietos, a la casa de la isla, a la Tierra Prometida y

Comienza a entregar todo lo que ha aprendido

A los grupos, a los libros, como una vaca fina de Anchimalén pare a sus terneros.

Es la niña, la madre, la mujer, la médica, la que cura con la palabra y el músculo

La que se promete a sí misma

“Buscaré a quién amar secretamente,

sin esperanza alguna de respuesta.

Y lloverá, lloverá sobre mi angustia

Y mi absurdo deseo de Absoluto.

Y haré el último esfuerzo

De escuchar en el viento y en las nubes

La voz de Aquel que no encontré en mi vida,

La voz de aquel que sabe amar ilimitadamente.”

 

Es el anhelo que no tiene tiempo ni lugar. Es el final.

Ella se prepara, lo canta, lo rima:

“Estoy preparando mi llanto

un llanto que cruzará la Cordillera.

Caerá como lluvia en el oceáno

Y agotará los mares de mi angustia.

 

Lloraré por mi patria y por mis hijos.

Lloraré por mi tierra y sus susurros.

Lloraré por los muertos y los vivos.

Lloraré por mi barco naufragado.

 

Allá donde me iré, nadie ríe

(apenas sonríen con asombro).

Allá donde me iré, será el inicio

De vivir a las sombras de mi llanto.”

 

Lo que deja acá es anhelo de libertad, de alegría, de goce:

“que cada cosa o persona ocupe su espacio y su tiempo para florecer”

y al final de la página, este susurro

“Ya he entregado lo que podía ser útil de mi vida”

 

Información de venta:

http://www.cuatrovientos.cl/products/memorias-los-espacios-interiores

Editorial Cuatro Vientos

editorial@cuatrovientos.cl

Maturana 19, CP 8340608, Santiago Centro.

Fonos: (56-2) 2672 9226 – 2695 4477

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