abril 27, 2017 | 1 Comentario Estimados colegas y socios, ante la polémica que ha surgido respecto al juego de la ballena que incentiva a adolescentes por medio de sus redes sociales a hacer una serie de desafíos y donde en la última etapa promueve el suicidio, les dejamos esta columna de opinión de la Psicóloga Clínica infanto juvenil, Carole Garat, respecto al tema. ¿Ballena azul u Orca asesina? Nuevamente internet nos sorprende negativamente con su posibilidad de generar un daño social en etapas de ciclo vital tan tempranas, y por tanto importantes, como lo son la infancia y adolescencia. El uso de las redes sociales parece requerir nuestra constante supervisión hacia niños y adolescentes, que resultan presa fácil de personajes misteriosos detrás de la web. Crédito foto: La Tercera Este juego que aparece en plataformas de fácil acceso como Facebook o Twitter, se ha viralizado a través del mundo y consiste en lanzar una serie de desafíos personales, que incitan en su etapa final, nada más y nada menos que al suicidio del participante. En momentos en que recién se están integrando distintos aspectos en la personalidad del niño y del adolescente, y que naturalmente generan vivencias confusas sobre sí mismo, ellos buscan referentes y grupos de pertenencia con los cuales identificarse. En otros tiempos han sido sectas, grupos marginales o círculos cerrados de influencia que capitalizaron la vulnerabilidad de una etapa vital en la que la soledad, la inseguridad y la búsqueda de identidad abren canales a la intimidad y pueden socavar la voluntad. Hace sólo un par de días se hizo pública, gracias a una denuncia ante la PDI, la participación de una niña de apenas 12 años de edad, quién llegó hasta la etapa 5 del juego, consistente en autoagredirse con 17 cortes en el cuerpo. No es de extrañar que padres y apoderados se preocupen, y más aún, se alarmen frente a la posibilidad que sea su hijo(a) la próxima víctima que se rinda a la seducción de un fenómeno como éste y que ya ha cobrado muchas víctimas en el mundo. La ineludible misión de cuidar y proteger a nuestros niños, parece estar en un permanente desafío. Psicólogos y especialistas vinculados, somos consultados para saber qué hacer, cómo enfrentar, cómo prevenir. No tenemos muchas respuestas, pero hay una que pareciera ser la piedra angular de esto. Se trata de la comunicación efectiva y afectiva con nuestros hijos. Saber en qué están, cómo va su vida social, cómo se sienten y quienes son sus referentes, no pasa de moda. Ver y escuchar qué necesitan para crecer y desarrollarse dentro de parámetros de autoestima, relaciones sociales y límites, son elementos preventivos y protectores del riesgo de salir a buscar tan lejos del respeto por sí mismos, una solución tan dañina como la que comentamos, para sus temores, angustias e inquietudes. Desde nuestros distintos (y complementarios) roles en el ámbito de la salud mental, no puede dejarnos indiferentes otra cuestión fundamental, cual es, ¿Qué tipo de ser humano se esconde tras la creación de un juego que puede llevar a la autoagresión y muerte de un niño o un adolescente?….¿Cuál es el placer oculto o la ganancia secundaria subyacente?….¿Es la enfermedad social en curso? ¿Es una nueva psicopatía de nuestro siglo cibernéticamente tan avanzado? Son preguntas cuyas respuestas nos comprometen a todos: identificar a quienes manejan estas redes, sus alcances y motivaciones, y en el intertanto crear barreras protectoras para sus víctimas, es una tarea que no puede dejarse para mañana. Ps. Carole Garat Instagram